La vida de Juanita ha sido dura, ya que sus padres murieron cuando ella era pequeña. Ha crecido con su tía «la malvada madrastra». Ahora vive sola, sin trabajo y se mantiene con la herencia de sus padres, que eran ricos. Juanita ve cómo sus amigas tienen su vida y su trabajo, y ella está sola y estancada. Esta falta de afecto se manifiesta en su deseo por ser monja. Juanita quiere irse a vivir a un convento. Al llegar, Juanita logra quedarse porque descubre a las monjas con un sacerdote muerto. Las monjas compran su silencio. Allí conocerá a Sor Raimunda (Madre Superiora), Sor María, Sor Rosarito, Sor Rita y Sor Frasquita. Con estas dos últimas se creará un vínculo de amistad bastante fuerte. Juanita vivirá innumerables aventuras en el convento: descubrirá que las monjas fuman porros, tienen rincones secretos, rezan cantando a Ángeles Toledano, ven fútbol y son sevillistas, entre muchas anécdotas.