Un hombre. 17 cuerpos. 957 años. Su historia por fin es contada. Un carnicero. Un animal. Un monstruo. Jeffrey Dahmer asesinaba a jóvenes homosexuales, los descuartizaba y comía parte de sus cuerpos. En una ocasión confesó que el hecho de consumir carne joven le proporcionaba una erección continua y lo mantenía de buen humor. Estaba fascinado por algunas partes del cuerpo de sus víctimas y le gustaba experimentar con las distintas maneras de conservarlas. Incluso guardaba los genitales en recipientes con formol y hervía los cráneos que posteriormente pintaba de color gris para que pareciesen cuencos. Basada en la historia real de uno de los serial-killers más famosos de la historia, Dahmer se aventura dentro de la mente del monstruo.