Cecilia y su hijo Martín tienen un accidente en la ruta. Al tercer día, ella deambula sola, no hay rastros de su hijo. Sin recordar lo que pasó durante este tiempo, busca desesperadamente a Martín, y encuentra coincidencias entre su historia y casos policiales que parecieran ser el resultado de una cacería brutal. El círculo se va cerrando y Cecilia termina enfrentándose a un fanático religioso, que es el responsable de toda esa masacre. Para ella, él es un lunático. Para él, Cecilia es el enemigo.