Cuando le mandan pensar en una idea original en la escuela, a Charlene se le ocurre la idea de que el mundo es redondo. Sin embargo, su descubrimiento le hace dar con sus huesos en la cárcel, y en juicio por herejía, lo cual deja abierta la pregunta sobre cómo de libres son los dinosaurios para pensar y decir lo que piensan y creen.